Está claro que uno de los problemas añadidos a los que se enfrenta la infraestructura sanitaria balear es la necesidad de soportar el peso de la población flotante, especialmente en temporada alta turística, cuando nos visitan millones de personas. De ahí que ellos, los turistas, sean un bocado apetecible a la hora de estudiar la posibilidad de sacarles un provecho además de la riqueza que crean a través de la industria vacacional. Ya lo hizo el Pacte de Progrés creando al ecotasa, de vida efímera pero generalmente bien aceptada por la ciudadanía -que veía en aquella medida una suerte de maná que nos permitiría reinvertir los beneficios en recomponer parte del desastre que cuarenta años de turismo han ido provocando-, pero no por los hoteleros. Ahora el Govern de Jaume Matas gira sus ojos hacia los turistas para extraer de ellos algo más que una sonrisa. Quiere gravar con un impuesto el alquiler de coches y financiar con ello parte del déficit sanitario.
Editorial
Una medida que contenta a todos
26/10/05 0:00
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