La policía dio por terminada ayer la evacuación de los últimos 600 civiles residentes en las colonias de la franja de Gaza. Y lo ha hecho sin tanta resistencia por parte de las colonias más radicales como en un principio estaba previsto por el Gobierno de Sharón. Han bastado poco más de dos semanas para que 8.000 personas, protagonistas de la ocupación de Gaza a mediados de los 60 y sus descendientes, fueran desalojadas de sus viviendas por la misma autoridad que en su día les abrió la puerta para que vivieran en estos territorios.

A pesar de esta actuación, que en un principio podría parecer impopular para el Gobierno israelí, los judíos apoyan en mayoría la política de Sharón, quien no sólo no ha salido debilitado de esta evacuación, sino que mantiene casi intacto el apoyo de su pueblo. El desalojo de la franja de Gaza era más que necesario, aunque la decisión de Sharón resulta también insuficiente.

Los palestinos están más que satisfechos por una relativa victoria y consideran un gran avance la decisión ya ejecutada del Gobierno israelí. Incluso, el presidente Abbás sueña en voz alta anunciando a los palestinos que la actuación en Gaza es el principio de la retirada total de los territorios ocupados.

El presidente palestino parece equivocarse a raíz de las últimas declaraciones de Sharón, en las que no sólo elimina cualquier posibilidad de evacuar Cisjordania, sino que afirma que los asentamientos seguirán creciendo bajo soberanía israelí.

El futuro sigue igual de incierto, tanto para unos como para otros. Sharón ha dado un pequeño paso hacia la paz, pero no parece estar dispuesto a hacer más, algo que no mermará el deseo de los palestinos de recuperar sus territorios ocupados.