De forma rápida y a pesar de las vacaciones parlamentarias, el
ministro de Interior, José Antonio Alonso, compareció ayer ante el
Congreso de los Diputados para dar cuenta de la actuación de su
departamento en el caso del agricultor muerto a palos en el cuartel
de la Guardia Civil de Roquetas, en Almería. De sus explicaciones
se deduce que el Gobierno apoya sin fisuras al director general de
la Benemérita, Carlos Gómez Arruche, a pesar de que las
declaraciones que éste efectuó en los primeros momentos tras
conocerse la muerte de este ciudadano fueron algo más que
desafortunadas, como las ha calificado el ministro. Aun así, Alonso
entiende que el modo de proceder de Arruche ha sido impecable.
Todos los grupos parlamentarios, excepto el Partido Popular,
arroparon a Alonso y sólo Izquierda Unida se reservó el derecho de
pedir la dimisión del director general. Lo que llama la atención de
la secuencia narrada por el ministro en su comparecencia es que
todavía hoy en día puedan ocurrir sucesos como ese con la
participación de ocho agentes, además de la brutal actuación del
teniente. El jefe del cuartel no sólo utilizó dos porras ilegales,
una eléctrica y otra extensible, sino que ocultó información a sus
superiores. Las imágenes de vídeo, captadas por una cámara de
seguridad, en las que se veía al teniente golpear duramente al
detenido, fueron borradas en el cuartel. Veinticuatro horas después
fueron recuperadas por un experto en informatica de la Guardia
Civil. Visionado el video en su totalidad, el oficial fue relevado
del mando.
También ha trascendido ahora que el teniente objeto de la
investigación, tanto interna como judicialmente, había sido
denunciado con anterioridad por malos tratos, una denuncia que no
llegó a estamentos más altos. Quiere ello decir que, probablemente,
exista todavía hoy una suerte de corporativismo en las fuerzas del
orden para proteger al compañero que lleva a cabo prácticas
ilegales. Comportamientos que, sin demora, deben atajarse a través
de la ley, tal como anunció ayer el ministro del ramo.
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