Una intoxicación con éxtasis líquido presuntamente adulterado, según unos, o la propia ingesta de este tipo de estupefacientes mezclado con otras drogas y alcohol, según otros, ha provocado la muerte de un turista irlandés de 27 años en Eivissa. También, como adelantaba ayer este periódico, el juzgado está investigando el fallecimiento de otro joven el pasado mes de junio a causa del éxtasis. Lo cierto es que ahora mismo ni médicos, ni jueces, ni policías se ponen de acuerdo sobre si es el éxtasis líquido (GHB) o el éxtasis (MDMA) el causante de los numerosos comas producidos en el último año. Los expertos aseguran que cada año aparecen nuevas drogas con distintos componentes y que los consumidores de este tipo de estupefacientes los suelen mezclar con otros alucinógenos, por lo que resulta complicado encontrar el origen del problema, ya que los síntomas de los pacientes son distintos.

Lo que sí es verdad es que Eivissa vuelve a ocupar la primera plana de la prensa nacional y extranjera, y no sólo por los famosos que nos visitan, sino también por la droga. Aunque no nos guste, la isla es un banco de pruebas de las drogas de diseño, y aunque nos guste todavía menos, las drogas están asociadas al ocio, ocio que, no nos olvidemos, es el principal gancho turístico que tenemos. Esta combinación de fiesta, sol y playa es la que ha colocado a la isla como referente turístico mundial. Desde la época hippie hasta la cultura clubber, la droga ha estado siempre presente. Otra cuestión es que las autoridades locales no hayan sabido combatir este problema y que los empresarios de ocio y también la policía, en algunos casos, hayan hecho la vista gorda. Tampoco se puede cargar toda la responsabilidad en las discotecas, ya que ellos no deben ejercer la labor que corresponde a la policía. La solución no es fácil, mejor dicho: ¿Quién tiene la solución?