Aunque el concepto de familia es algo que sufre modificaciones a diario y en cuestión de unos pocos años ha dado un vuelco completo, el Govern balear ha decidido incluir en esa consideración a cualquier unión de convivencia entre personas con vínculos demostrables, lo que supone un concepto de familia mucho más amplio que el tradicional y que incluiría otro tipo de uniones como las de abuelos que conviven con sus nietos o las de las parejas de hecho, ya sean homosexuales u heterosexuales.

Así que ya tenemos una nueva definición de la unidad familiar y a ella va dirigido el Plan de Familia recién aprobado.

Hay en el plan muchas y variadas propuestas, desde las que dotan de ayudas puntuales a los jóvenes que compren una vivienda, hasta la subvención directa a quienes tengan o adopten varios niños a la vez, pasando por el apoyo a los enfermos terminales o a las empresas, para que instalen guarderías. Así que, en general, hay que dar la bienvenida a este programa que divide sus actuaciones entre las diversas conselleries del Govern en función del área a la que se dirigen.

Equid de esta cuestión -como ocurre siempre que hablamos de políticas- está en el presupuesto. Porque hablar de ayudas equivale a hablar de dinero. De mucho dinero, si tenemos en cuenta que familias somos absolutamente todos y que muchos podrán acogerse a estas subvenciones o ventajas. Y aquí es donde encontramos el mayor escollo: el presupuesto se irá definiendo en un plazo indeterminado. Lo que no significa que no hay dinero, pero no se puede hablar de partidas económicas concretas. Y eso, en un Govern que ya está endeudado y prevé nuevas deudas, es ciertamente ambiguo.

Hoy la familia es muy diversa, las necesidades son muy variadas y, muchas veces, urgentes. No dejemos que la falta de concreción eche por tierra esta iniciativa.