Aunque no desvela nada que no supiéramos ya, el estudio de la Universidad de Barcelona que confirma que estamos a la cola en las inversiones estatales viene a ser el recordatorio de una situación humillante para nuestra Comunitat. Los datos del citado informe se refieren al período entre 1997 y 2003 y ponen de relieve que Balears recibió como media un 0,7 por ciento del dinero que el Gobierno central repartió entre las autonomías. ¡Un 0,7%! La misma cifra que se propone para ser dedicada a la solidaridad con el tercer mundo. Menos de la mitad de lo que las Islas recaudan vía impuestos, que, naturalmente, va a parar a Madrid para el reparto.

Así las cosas, ya vemos cómo estamos. Con el sambenito de que somos una comunidad rica y de que nuestra renta per cápita es elevada -que no equitativamente repartida-, parece que no tenemos necesidad de inversiones estatales. De ahí que algunas de nuestras infraestructuras estén en condiciones penosas -colegios públicos, hospitales y centros de salud, carreteras, paseos marítimos, servicios sociales y culturales...- mientras el fruto del esfuerzo de cada uno de los ciudadanos del Archipiélago viaja a otras provincias en aras de una solidaridad sangrante.

Cierto que otras comunidades arrastran un retraso considerable en el nivel de desarrollo, pero no se puede pretender que siempre seamos los mismos los que aportemos el grueso del fondo de solidaridad. Porque mientras algunas de estas regiones consiguen infraestructuras de élite -como el AVE-, nosotros esperamos durante años para que se materialicen obras de primera necesidad. Exijamos pues, una vez más, que el Parlament en pleno -unidos Govern y oposición- plantee con toda la firmeza nuestras reivindicaciones en Madrid. Ya que pagamos, que se nos escuche.