Desde hace varios años el sector del comercio tradicional se
queja en Balears de la crisis que sufre y de la competencia que
ejercen las grandes superficies. Es una situación que viven los
comerciantes de todo el mundo y que tiene difícil solución.
Principalmente porque el pequeño comercio es básicamente familiar y
cuenta con pocos empleados, lo que dificulta la posibilidad de
ampliar los horarios comerciales o de abrir en días festivos. De
todo ello se habló esta semana en la reunión que mantuvieron
representantes de Afedeco (Agrupación de Federaciones de Comercio
de Balears) con el president del Govern, Jaume Matas.
Uno de los planteamientos llevados a la reunión por los
comerciantes -que ya propuso el Consejo Económico y Social- fue la
idea de abrir los comercios al mediodía y los sábados por la tarde,
algo complicado y que, desde luego, sólo harían las tiendas que así
lo decidieran libremente. Otro asunto tratado fue la necesidad de
reconvertir los comercios obsoletos, que son muchos, especialmente
en algunas zonas, para lo que reclamaron ayudas institucionales. Y,
finalmente, se habló del problema de circulación y aparcamiento que
padecen algunos pueblos y ciudades.
Con todo ello se dibuja un panorama preocupante para el futuro
del comercio tradicional en nuestras Islas, que sin duda deberá
optar por ofrecer productos diferenciados para captar la atención
del cliente. Competir con las grandes superficies es inviable, así
que la diferencia -la exquisitez, la calidad, el buen gusto- debe
ser la marca que los haga preferibles a ojos del consumidor. Sin
olvidar, por supuesto, el trato humano y la apuesta por ofrecer
servicios que el cliente puede demandar, como transporte a
domicilio para compensar las dificultades de aparcar en zonas
comerciales.
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