El Consell Insular de Mallorca aprobó ayer, de manera inicial,
el Plan Territorial de Mallorca y modificó el Plan de Carreteras
para permitir la construcción de nuevas autovías en la Isla. Las
dos propuestas fueron aprobadas con los votos de UM y PP.
El gobierno del Consell defiende que el Plan Territorial de
Mallorca es una propuesta «equilibrada y centrada», que
compatibiliza el crecimiento económico con el desarrollo
medioambiental. Para la oposición, en cambio, el plan es
desarrollista, permite más construcciones en suelo rústico y da luz
verde a nuevas plazas turísticas y campos de golf. Desde el punto
de vista jurídico, la aprobación del Plan Territorial pone fin a
una cierta inseguridad jurídica y levanta la moratoria aprobada por
la institución insular en el año 2000, un auténtico respiro para el
sector de la construcción. Sin embargo, el plan no ha conseguido el
consenso político deseable, y ése es su aspecto más negativo.
La reforma del Plan de Carreteras permitirá la construcción de
la autovía Inca-Manacor y el segundo cinturón de Palma, entre otros
proyectos. A pesar de las protestas, la mayoría de los ciudadanos
de estas Islas apuestan por carreteras rápidas y seguras, que
además sean respetuosas con el medio ambiente. Los ciudadanos ya
hablaron muy claro en las últimas elecciones y eligieron el modelo
de carreteras del PP. Sin embargo, es bastante discutible la
opción, ya aprobada, de unir Palma y Manacor a través de Inca.
La autovía Manacor-Inca surgió como la única solución posible
para no incumplir una promesa electoral de la actual alcaldesa de
Felanitx, pero desde el punto de vista técnico es un proyecto que
plantea muchos inconvenientes. Las tres grandes ciudades de la Isla
-Palma, Inca y Manacor- tienen que estar adecuadamente
interconectadas, pero apostar por el eje Palma-Inca-Manacor en
detrimento de la conexión Palma-Manacor es un tremendo error.
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