La decisión del Gobierno español de llamar a consultas al personal diplomático destacado en Irak y la evacuación del personal civil de aquel país pone en evidencia las enormes dificultades de esta postguerra y el peligro que representa, hoy por hoy, permanecer en aquella zona. Así que la pregunta que realizaba ayer el PSOE cuestionando la permanencia de la brigada 'Plus Ultra' tiene bastante sentido. Sin embargo, no puede dejarse de tener en cuenta que los integrantes del Ejército han sido adiestrados para enfrentarse a situaciones difíciles, por lo que parecería lógico que continúen allí, eso sí, siempre y cuando no existan riesgos inasumibles o estén en grave peligro sus vidas.

Lo que no parece en absoluto razonable es que esta decisión se adopte de forma poco clara y que no se den las explicaciones suficientes. Eso sí sería terriblemente grave por cuanto se hurtaría al pueblo soberano información clave sobre lo que acontece o va a acontecer en un lugar al que hemos destinado medios humanos y materiales para el inicio de una reconstrucción que se está demorando en exceso por los continuos brotes de violencia. Aunque, todo sea dicho, la zona en la que se encuentran las tropas españolas no es excesivamente conflictiva y no se han registrado allí acciones terroristas de importancia hasta el momento.

Aún así, sería deseable que el Gobierno compareciera ante el Parlamento lo antes posible para dar cuenta de lo que está sucediendo y de por qué se ha adoptado esta medida. Claro que, hasta el momento, todo lo que ha rodeado el conflicto iraquí ha estado envuelto en una espesa niebla por el Gobierno de José María Aznar.

Sería bueno que, en este preciso momento, supiéramos a qué se están enfrentando nuestros oficiales y soldados y a qué se enfrentaron los diplomáticos para ser llamados a consultas con tanta premura.