A pesar de que España en su conjunto está atravesando la crisis
económica mundial con cierta comodidad, los datos confirman que
Balears no logró situarse bien a lo largo de 2002, convirtiéndose
en la comunidad autónoma que menos aumentó su crecimiento. Así,
frente al 2'6 por ciento que crecieron Andalucía y Murcia, a
nosotros sólo nos correspondió un 0'5 por ciento, lo que no
significa, ni mucho menos, que hayamos entrado en recesión, pero sí
que hay cierta base para la preocupación.
Una sensación que se confirmó ayer con los datos sobre las
hipotecas registradas en la Comunitat, cuyo volumen bajó por
primera vez desde hace siete años, lo que puede indicar que el
consumidor empieza a verle las orejas al lobo y prefiere optar por
la prudencia antes de lanzarse a un compromiso de ese calibre para
las próximas décadas.
Nadie es ajeno al hecho de que el año pasado la temporada
turística fue floja y los ánimos entre los empresarios y
trabajadores del sector no están mucho mejor situados de cara a la
que ahora comienza. De ahí que epresident electo, Jaume Matas, haya
propuesto ya la convocatoria de una Mesa del Turismo que reúna a
todos los agentes implicados con tal de decidir qué medidas de
urgencia pueden adoptarse para intentar salvar la campaña veraniega
de este año.
Está claro que algunas decisiones hay que adoptarlas con rapidez
-a pesar de que los expertos auguran una recuperación para finales
de este año-, porque Balears ha sido la abanderada del crecimiento
económico nacional durante años y eso la ha convertido en región de
acogida para miles de inmigrantes, que serían el primer colectivo
en sufrir un parón económico indeseable para todos por las
consecuencias sociales que puede acarrear.
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