La quinta visita del papa Juan Pablo II a España, cuyo acto central fue la ceremonia de ayer, en la que fueron canonizados cinco nuevos santos españoles en la madrileña plaza de Colón, ha estado llena de claros mensajes. El Santo Padre ha aludido reiteradamente a la paz, algo altamente significativo cuando acabamos de salir del conflicto iraquí, en el que el Ejecutivo español se alineó del lado de quienes defendían la acción militar. Así como planteaba la necesaria unidad de Europa, atacaba con rotundidad los nacionalismos radicales, algo que en nuestro país entendemos a la perfección puesto que hemos visto cómo nuestro Gobierno contribuía a abrir una brecha en el seno de la UE, por un lado, y , por el otro, hemos padecido durante décadas la sinrazón de quienes amparándose en ideologías radicales han coaccionado, amenazado y asesinado a víctimas inocentes por el simple hecho de que no comulgaban con sus planteamientos.
Editorial
Una visita de hondo calado
05/05/03 0:00
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