Pese a que aún no se ha puesto fin a las hostilidades, el
desenlace de la guerra es tan evidente que los presuntos vencedores
de la misma están decidiendo ya el futuro de Irak. Y ahí empiezan
los problemas, ya que se podría decir que estamos ante una mesa de
negociación en la que las divergencias se producen a dos bandas.
Tenemos por un lado el papel preponderante que los británicos
quisieran para Naciones Unidas en la reconstrucción y
administración del nuevo Irak. Y, por otro, las distintas ideas que
al respecto se mantienen desde Washington, en función de que
atendamos a los planes procedentes del departamento de Estado o del
de Defensa.
Londres reclama el liderazgo de la ONU en una hipotética
conferencia que reuniría a representantes de todos los sectores de
la sociedad iraquí, y cuyo propósito sería el de garantizar, entre
otras cosas, que la riqueza generada por el petróleo de Irak se
usara en el futuro beneficio del pueblo iraquí. Semejantes
intenciones de los británicos -los hermanos menores en esta guerra,
no lo olvidemos- parecen inicialmente del todo loables, aunque
también algo ilusas, en el sentido de que chocarían con los más
ambiciosos planes de Washington. Allí, las cosas tampoco están muy
claras. Mientras Colin Powell pugna desde el Departamento de Estado
por ceder efectivamente responsabilidades a Naciones Unidas y
obtener legitimidad internacional para la ocupación del vencido
Irak, el jefe del Pentágono y titular de Defensa, Donald Rumsfeld,
aboga por un cometido de privilegio para el gobierno militar
norteamericano, que administraría el país durante los primeros
tiempos.
Aunque nadie puede aventurar hoy cuál será el rumbo concreto de
los acontecimientos, son mayoría los que piensan que los destinos
de Irak van a ser decididos por el Pentágono, más allá de cualquier
otro proyecto. Los Estados Unidos han llevado a cabo «su» guerra y
están dispuestos a obtener la mayor tajada de ella. Lo que,
indiscutiblemente, originará tensiones y discrepancias con quienes
serán sus colaboradores -y tan sólo eso- en la reconstrucción del
castigado escenario de la guerra.
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