El Partido Popular en las Islas acaba de celebrar su congreso
con la mirada puesta en la próxima cita electoral, en primavera de
2003, que decidirá quién ocupa el Consolat de la Mar durante cuatro
años. Con un talante positivo y muchas ganas de conseguir sus
objetivos políticos, los populares fueron desgranando críticas
hacia el Pacte de Progrés al mismo tiempo que se ofrecían a la
sociedad balear para «reparar el daño moral y económico» que los
partidos que hoy gobiernan han hecho a Balears.
Es, en efecto, un excelente momento para mirar hacia atrás,
valorar lo que se ha hecho "o intentado hacer" durante los tres
años que el PP lleva sentado en los bancos de la oposición
parlamentaria. Y, a la vez, el momento indicado para presentar
propuestas, alternativas a lo que ellos consideran nefasta gestión
progresista.
La cita con las urnas de mayo próximo está, como quien dice, a
la vuelta de la esquina y si el ciudadano percibe "como ellos
aseguran" que nuestra Comunitat ha retrocedido en baremos tan
importantes como el bienestar, la seguridad y la economía, se
impone la necesidad de ofrecer a la sociedad un programa bien
estructurado, con propuestas claras y direcciones concretas.
No basta con criticar al adversario político "eso, en plena
campaña electoral, se da por hecho", hay que proponer políticas de
desarrollo, ideas para resolver los problemas recientes: descenso
del turismo, llegada masiva de inmigrantes, aumento de la
inseguridad ciudadana, asunción de nuevas competencias, carreteras,
educación, sanidad...
En fin, que el posible elector espera mucho de este partido que
siempre ha sido el más votado de nuestra Comunitat y el plazo hasta
mayo es corto.
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