Tras la liquidación de los regímenes comunistas del Este europeo, desde Europa occidental se vio con claridad que el más elemental determinismo histórico conducía a una apertura hacia esos países orientales. Unos países de endeble economía y por tanto susceptibles de que en ellos se generaran indeseables conflictos. El patético ejemplo de las guerras balcánicas reforzó esa idea de apertura y de incorporación a la Unión Europea de esas sociedades necesitadas de más modernos modos de producción y consumo. Por otra parte, a la Europa rica y poderosa, la de los Quince, no se le ocultaba la existencia de un potencial mercado oriental con el que llevar a cabo prósperos negocios. Se iniciaron las negociaciones, estableciéndose una serie de requisitos previos. Cumplidos éstos y previsto el año 2004 como horizonte inmediato para el ingreso, empiezan a surgir unas dificultades que nunca debieran haberse producido, ya que son consecuencia de una visión mezquina y limitada de la cuestión.
Editorial
El camino europeo hacia el Este
17/06/02 0:00
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