La Iglesia española ha sorprendido con un comunicado rotundo en
el que no sólo no critica el contenido de la polémica pastoral de
los obispos vascos, sino que hace exactamente lo contrario, es
decir, criticar a quienes la critican. El texto no tiene
desperdicio y, aunque reconoce la legitimidad del Estado
democrático a la hora de legislar "en referencia a la recién
aprobada Ley de Partidos para ilegalizar a Batasuna", también
rechaza la forma de hacer críticas «injustas y desproporcionadas» a
la pastoral vasca; una actitud que, en su opinión, «daña la
credibilidad de la Iglesia y limita su libertad».
Como era de esperar, tanto PP como PSOE han puesto el grito en
el cielo ante tamaño jarro de agua fría, pues habían reclamado una
condena oficial de la actitud de los prelados de las tres
provincias vascas y se han topado con este chasco. La Conferencia
Episcopal resalta en su comunicado que la pastoral apuesta clara y
rotundamente por el fin del terrorismo y se posiciona a favor de
las víctimas, dejando entrever además que han sido «algunos»
partidos políticos quienes han manipulado el contenido de la misma
omitiendo partes esenciales del texto o tergiversando su sentido. Y
de paso rechaza que la Iglesia vasca se posicione del lado de un
partido en concreto "en alusión al PNV", tal como han proclamado,
indignados, populares y socialistas. Y como proclamaron ayer,
nuevamente, ante la sorprendente postura de la cúpula de la Iglesia
española. Tanto que han vuelto a exigir una rectificación que,
según están las cosas, no llegará nunca.
Así que el Gobierno se enfrenta con un nuevo «motín» "por parte
de un sector que consideraba próximo", y que se añade a los
conflictos con el Tribunal Supremo y con los sindicatos. Demasiados
frentes abiertos.
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