El mundo entero toma sus precauciones ante el cariz que están
tomando los últimos acontecimientos internacionales. Y así lo ha
hecho también el Govern que preside Francesc Antich, «congelando»
su previsión de ingresos propios para el próximo año en el diseño
de sus presupuestos. Aunque las cuentas crecen de forma
espectacular "veinte mil millones más", lo hacen a expensas del
dinero que pueda llegarnos desde Madrid. No está de más cierta
precaución "o cuando menos, evitar la euforia", si tenemos en
cuenta que el final de la actual temporada turística, nuestra
principal fuente de riqueza, por no decir la única, está siendo más
bien abrupto. No es de extrañar, dadas las circunstancias, cuando
medio mundo ha cogido miedo al avión y el otro medio prefiere
quedarse en casa, por si acaso.
Para elaborar sus previsiones, el Govern ha preferido pensar en
que el crecimiento el próximo año será «muy moderado» y por eso
prevé un incremento cero en el ingreso a cuenta del impuesto de
transmisiones patrimoniales, principal recurso tributario de la
Comunitat.
Lo cierto es que la ciudadanía empieza a sentir esa especie de
precaución generalizada "todavía no podemos hablar de temor", que
nos lleva a intentar contener el gasto, a salir menos, a aplazar
algunos planes. De seguir así la situación de incertidumbre
mundial, tal vez nuestros visitantes prefieran quedarse en casa o
hacer turismo doméstico, de modo que no es equivocada la postura
del Govern. Dentro de unos meses las cosas pueden cambiar de forma
radical, lo mismo para bien que para mal. Lo que es seguro es que
Balears seguirá siendo un destino turístico de confianza, lo que
probablemente nos colocará de nuevo a la cabeza del negocio en todo
el Mediterráneo. Mientras eso ocurre, más vale prevenir.
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