La polémica surgida en nuestras Islas a raíz de la continuidad o
no de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha
venido a poner de manifiesto una situación un tanto anómala en la
que algunas instituciones se cuestionan la necesidad de mantener un
centro académico de esas características, en el que cursan sus
estudios superiores 3.400 alumnos. Finalmente, todo ha quedado
solucionado con la formación de un consorcio en el que las diversas
instituciones que participan en el sostenimiento económico del
centro puedan también ejercer el derecho a voz y voto en las
decisiones que atañen a la delegación de la UNED en Balears.
Parece un compromiso razonable siempre que las instituciones se
abstengan de aplicar criterios políticos, partidistas o ideológicos
en un centro en el que sólo y exclusivamente deben primar objetivos
académicos. Lo que sorprende de todo este proceso es que alguien
haya podido dudar en algún momento de la validez del sistema de
educación a distancia, especialmente cuando se refiere a atender
las peculiares necesidades de los adultos trabajadores, a quienes
les resulta imposible asistir a las clases de la Universitat de les
Illes Balears. Buscar otras motivaciones como la que pretende
identificar a los alumnos de la UNED con posturas de rechazo al
catalán está fuera de lugar. Y, en todo caso, se trataría de un
grupo muy minoritario. Al final, se ha impuesto la cordura, se ha
evitado tanto un innecesario conflicto lingüístico como un
enfrentamiento entre la UIB y la UNED, cuando en realidad sus
relaciones son del todo cordiales.
La UNED debe mantenerse aquí. Pero esto no excluye que existan
otras opciones como la Universitat Oberta de Catalunya. Y que desde
Balears exijamos que las enseñanzas impartidas por la UNED no
respondan a visiones centralistas y poco respetuosas con las otras
culturas y lenguas del Estado.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.