La jugada de la Conselleria d'Educació de hacer corresponsables a los ayuntamientos del retraso en la ejecución de los proyectos pendientes para la isla de Eivissa es digna de un gran maestro de ajedrez puesto que éstos, aun no teniendo por qué aceptar la fórmula de financiación que se propone, si rehúsan, su «no» sonará como un obstáculo directo a la construcción de institutos y colegios. Es verdad que también se puede decir que la propuesta trata de implicar a otras instituciones para que estas también tengan «protagonismo», pero se ha olvidado que no son los ayuntamientos, ni mucho menos, los que más capacidad tienen para asumir según qué compromisos y que, como era previsible y ha sucedido en los casos de Sant Josep y Santa Eulària, son reacios a ser instrumentos financieros de administraciones de un ámbito superior, y aún más si éstas son de un color político contrario.
Editorial
Centros educativos, armas políticas
02/12/00 0:00
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