El alcalde de Sant Antoni, Antoni Marí Tur (PP), vive junto a su
equipo de gobierno el calvario de tener que gobernar un
ayuntamiento en el que tan sólo tiene mayoría simple, lo que
significa que los dos grupos políticos de la oposición suman más
votos que los del propio a la hora de votar. Si en el plano teórico
la situación no tiene por qué ser traumática, puesto que se puede
solventar mediante acuerdos previos sobre los asuntos que el pleno
tiene que decidir, en el plano práctico se está encontrando con
trabas insalvables que dificultan la gobernabilidad y que pueden
acabar mermando la credibilidad de la institución.
En estos momentos, el equipo de gobierno, cumpliendo sus
prerrogativas, gestiona y encauza soluciones a los problemas del
municipio, que Pacte Progressista y Democràcia Pitiusa
sistemáticamente rechazan. Primero fue la ubicación de la piscina
municipal "un asunto que aún continúa en el aire" pero ahora el
desequilibrio constante del Consistorio afecta también el proyecto
del paseo marítimo hacia el norte o el arreglo de caminos.
Hoy por hoy, si el grupo popular en el poder no puede conectar
con las otras dos fuerzas políticas mal lo tiene el municipio. Con
las cuentas a tiro de piedra (por lo que significa en cuanto a que
son el programa de acción del Ayuntamiento para todo el año) tiene
que producirse un cambio de actitud en alguna de las partes en
conflicto para tratar de esquivar el bache en el que tropiezan una
y otra vez los grupos municipales. Se trata de evitar los
personalismos, que los ciudadanos entienden que no son excusa
suficiente como para que su Ayuntamiento no funcione como tiene la
obligación de hacerlo. Sant Antoni tiene aún demasiados problemas
como para que sus ciudadanos tengan que estar pendientes sólo de
las disputas de sus políticos porque nunca se ponen de acuerdo.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.