Con la llegada al poder del pacto progresista ha vuelto a
reactivarse la polémica de la ecotasa, que lleva años surgiendo y
ocultándose sin que, hasta el momento, se haya llegado a un
acuerdo. El 'quid' de la cuestión está en saber quién debe pagar
los gastos que se derivan de la protección del medio ambiente, si
el ciudadano de las Islas o los millones de turistas que las
visitan cada año. A nadie le cabe duda de que uno de los
principales atractivos de nuestras Islas a la hora de atraer a
millones de turistas todos los años es su paisaje, la claridad de
sus aguas y sus playas.
Pero mantener todo ello en perfecto equilibrio supone un coste y
más si pretendemos aumentar la superficie de territorio protegido,
crear nuevos parques naturales y reducir las edificaciones,
carreteras y zonas urbanas.
La propuesta de la ecotasa pretende que los turistas que nos
visitan paguen una tasa que contribuya a cubrir estos gastos. Pero
los industriales del ramo "hoteleros, agentes de viajes,
touroperadores" se oponen a esa idea porque aseguran "basándose en
otros países" que un incremento del 1 por ciento en el precio de
los paquetes turísticos significa a la postre una reducción del 3
por ciento en el número de visitantes.
En cambio, un sector político y un buen número de ciudadanos
vería con buenos ojos que quienes más disfrutan de la belleza y
naturaleza de nuestras Islas y quienes a la vez han contribuido a
su degradación "los turistas que precisan hoteles, carreteras,
coches de alquiler" sean quienes ayuden a conservarlas con un
pequeño incremento del precio de sus vacaciones.
De otro modo, tendremos que ser los habitantes de las Islas
quienes tengamos que soportar un impuesto más que nos garantice la
conservación de la naturaleza balear.
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