Los acontecimientos parecen dar la razón a todos aquellos que
pronostican un pacto difícil de enhebrar entre los partidos cuya
única ambición es desplazar al PP del Govern de Balears y del
Consell de Mallorca. Al estilo de aquella Platajunta, fusión de la
Plataforma y de la Junta democráticas, cuyos miembros sólo tenían
una aspiración "acabar con el franquismo", una vez conseguido el
objetivo, acabó la misión.
Esto parece esta especie de platajunta anti PP, formada para que
Matas no presida el Govern de Balears y Munar esté al frente del
Consell Insular de Mallorca. Poco equipaje para cuatro años de
viaje. Pero, incluso, hacer el equipaje trae muchos problemas y,
ahora, a Munar no sólo le ha salido respondón el PSM sino, como es
lógico, los demás.
Contra toda lógica, UM quiere el CIM para sí y para nadie más.
Y, con toda lógica, el PSM también quiere una parte de esta tarta
cuyo reparto se está haciendo con tantos problemas y dificultades.
Que no hacen más que crecer, porque de esta tarta quieren comer
todos. Por fortuna para ellos, los Consells de Menorca y
Eivissa-Formentera tienen las mayorías absolutas que evitan
cualquier discusión.
Pero en Mallorca y en el Govern, las cosas no son tan simples y
fáciles: UM no puede tener todo el poder y debe repartirlo con el
PSM. De ser así, los demás ya lo han advertido: ellos tampoco
quieren quedar fuera, de modo que el PSOE y EU-Els Verds,
tampoco.
De momento, los frutos de esta disparatada situación ya se han
visto: tenemos un Parlament recién constituido con un presidente
que dimitirá cuando se le ordene, porque el que se había previsto
no inspiraba confianza. Así que los ciudadanos de Mallorca y de
Balears ya podemos prepararnos para cuatro años de sobresaltos.
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