De nuevo, ETA ha dado a conocer su postura mediante una entrevista que recogían dos diarios vascos. La banda se muestra dispuesta a hablar con el Gobierno central para avanzar en el proceso de construcción nacional vasco. No es que se produzca, en modo alguno, una variación en los planteamientos iniciales de la banda, puesto que desde que se anunció la tregua la posición es más o menos la misma. Si acaso podríamos entrever una ligera diferencia en el lenguaje utilizado.

No obstante, las reacciones por parte de los partidos de ámbito estatal no se han hecho esperar. Desde el PP, Arenas no cree que exista un cambio de actitud en la banda cuando incluye a «presuntos asesinos en sus listas» y, desde el PSOE, Redondo Terreros afirma que Euskadi nunca tendrá una constitución «tutelada por una banda de mafiosos».

En el fondo, el problema subyacente es que no se puede aceptar la imposición de condiciones por parte de quienes hasta el establecimiento de la tregua han puesto en práctica la violencia y la muerte como argumentos para defender sus ideas.

Por mucho que se quiera la construcción de una patria vasca, esto no puede hacerse tensando la cuerda y utilizando un lenguaje que ya no viene al caso. No parece que deba ser ETA quien imponga las condiciones de un futuro diálogo precisando que el proceso de paz no va dirigido al Gobierno central.

En cualquier caso, debemos valorar como muy positivo que no se hayan vuelto a producir más atentados y el hecho de que la banda considere que el proceso de paz está «bien encaminado». Ahora bien, es preciso aún mantener la prudencia y analizar con detalle cada uno de los pasos que ETA está dando, pero sin caer en un exceso de optimismo.