Ni la intervención del Tribunal de Mediació i Arbitratge de les
Illes Balears (TAMIB) ha permitido que empresarios y sindicatos
acerquen posturas en la negociación del convenio colectivo del
transporte discrecional. Y como suele ocurrir en estos casos se ha
llegado a la legítima y dolorosa resolución de la huelga,
movilización que ayer fue secundada por los sindicatos de Eivissa,
UGT y CC OO, una vez estudiadas las propuestas acordadas en Palma
el pasado lunes.
Las posturas que mantienen ambas partes son radicalmente
opuestas en los principales temas como son los salarios (los
sindicatos piden un aumento del 15% para dignificar el sueldo) y el
horario de la jornada laboral. En Eivissa, ni siquiera la creación
de una comisión de seguimiento, derivada de los problemas acaecidos
el verano pasado y que a punto estuvieron de desembocar en una
huelga, ha sido capaz de frenar esta decisión. Al parecer, esta
comisión sólo se creó para controlar los tiempos de descanso y el
reparto equitativo de trabajo, y no los salarios (razón fundamental
de ésta y de la mayoría de las huelgas) por lo que su mediación en
este conflicto se ha quedado al margen.
La solución se antoja complicada, como toda negociación
salarial, pero lo que no puede escapar a nadie es el problema que
se nos viene encima. Las movilizaciones anunciadas para los días
28, 29 y 30 de mayo pueden paralizar a todo el sector turístico si
tenemos en cuenta la dependencia del transporte que padecen,
lógicamente, todos los visitantes de la isla. Si durante semanas
hemos vivido los retrasos de los aviones y las largas esperas en
los aeropuertos ahora podemos esperar situaciones semejantes en
nuestro aeropuerto y en los halls de los hoteles. Solución: que los
dos caminos (empresarios y sindicatos) se encuentren.
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