E l Ejército serbio del genocida Solobodan Milosevic ha estado
masacrando Kosovo para efectuar una trágica operación de limpieza
étnica, paradoja con que se denomina el horror de eliminar de su
tierra a los albano-kosovares a base de bombardearles y fusilarles
sin ningún respeto a los derechos humanos. Los kosovares han
intentado defenderse como han podido y no han conseguido otra cosa
que brindar excusas a los serbios, cuyas atrocidades han obligado a
intervenir a la OTAN.
Inmediatamente, los deportistas serbios de Yugoslavia, que
militan en clubes de muchos países europeos y han callado ante la
barbarie que ocurre en su país, han reaccionado ante los primeros
bombardeos. Algunos, incluso, propusieron no jugar, efectuando un
boicot contra aquéllos que les pagan puntual y generosamente por
los servicios prestados. Afortunadamente, se ha impuesto el sentido
común y han dejado su protesta en la colocación de una cinta negra
en su brazo.
Este fin de semana no ha habido fútbol en la Primera División
española, pero sí en las restantes categorías y otros deportes, por
lo que las grandes estrellas tienen una semana más para decidir,
especialmente después de que la federación yugoslava haya hecho un
llamamiento a sus jugadores para que incumplan sus contratos, en
una actitud sin precedentes que la federación española debe
denunciar, ante la UEFA y la FIFA, en defensa de los intereses de
sus clubes.
El fútbol debe estar al margen de la política y de la guerra,
especialmente en un caso tan lacerante como la tragedia kosovar por
la que los jugadores serbo-yugoslavos no han movido ni un solo
dedo. La orden federativa yugoslava debe ser inmediatamente
contestada y denunciada porque ésta sí es una clara intromisión en
los asuntos extradeportivos y el fútbol totalmente ajeno.
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