Este periódico informaba que el asentamiento de infraviviendas de Can Raspalls, en el terreno situado junto a la carretera de Sant Josep, continúa creciendo tras el desalojo forzoso de Can Rova el pasado miércoles. En Can Raspalls hay cada vez más tiendas de campaña de personas o incluso familias enteras que no pueden pagarse un alquiler en Ibiza. Se demuestra, por lo tanto, que el cierre de Can Rova ha puesto punto y final al abuso de una propietario sin escrúpulos, capaz de hacer negocio con la necesidad humana, pero el problema habitacional no se está resuelto. No hay viviendas sociales suficientes para poder ayudar a estas familias que se conforman con un pequeño terreno donde instalar sus autocaravanas y las tiendas de campaña.

Asentamientos.   

Ya se ha dicho en varias ocasiones que el Govern ha puesto las bases para reactivar la construcción de viviendas a precios razonables, pero hace falta tiempo para ver plasmados estos proyectos. Las familias que necesitan un techo donde vivir no pueden esperar dos o tres años a recibir las llaves de sus nuevas viviendas. Mientras tanto, habrá que acostumbrarse en ver que este tipo de asentamientos en Ibiza seguirán aflorando. Cualquiera de nosotros que se viese en una situación desesperada posiblemente haría lo mismo: buscar un lugar para poder dormir y dejar los enseres personales.

Soluciones urgentes.

Ante este panorama, es preciso que las instituciones ibicencas, con el apoyo del Govern y del Gobierno central, busquen soluciones urgentes y poner freno a que los asentamientos vayan aflorando sin control en la isla. Si la administración tiene lógicamente una obligación legal para atender a los inmigrantes que llegan a Ibiza y Formentera en patera, ¿no convendría también tomar medidas para ayudar a estas personas que, pese a tener un empleo, deben conformarse con una tienda de campaña para dormir? No se puede seguir esperando más tiempo y tampoco dejar que organizaciones como Cáritas resuelvan un problema cuya competencia es de las administraciones. Urge pues ponerse manos a la obra. El diagnóstico ante este problema lo conoce todo el mundo. Ahora faltan las soluciones.