El pleno del Consell de Formentera abordó ayer la necesidad de que Llorenç Córdoba presente una cuestión de confianza para saber los apoyos que tiene para seguir gobernando. Los distintos grupos, sabiendo que este instrumento político depende del propio Córdoba, expusieron muchos argumentos para que el actual presidente no continúe en el cargo. Sin gobierno ni apoyos, cualquier dirigente político serio ya hubiese dimitido hace tiempo del cargo de presidente, pero Córdoba se aferra al cargo seguramente por motivos personales o económicos. Su continuidad en el cargo supone una vergüenza. Ya no quedan adjetivos para definir la actitud de Córdoba.

Argumentos

Por muchas excusas que ponga, Llorenç Córdoba no puede seguir ni un minuto más como presidente del Consell de Formentera porque no tiene apoyos para ocupar el cargo. Es de lógica democrática que un presidente sin respaldo político debe plantear una cuestión de confianza, un instrumento habitual en los ayuntamientos. Si perdiese, Córdoba debería dimitir inmediatamente y el Consell de Formentera elegir a un nuevo presidente. Pero esta posibilidad no se producirá, al menos de momento.

Responsabilidades

En las actuales circunstancias, no solo Córdoba es responsable de lo que está ocurriendo. Si Compromís, Gent per Formentera y PSOE no alcanzan un acuerdo para gobernar a través de una moción de censura también se convierten en cómplices de la esperpéntica situación que se vive en la institución formenterense. Hay que dejar de lado las ambiciones personales y los intereses partidistas porque la situación del Consell, con Córdoba al frente, es de extrema urgencia. No debería seguir ni un día más por muchos motivos, pero los partidos políticos son incapaces de alcanzar un acuerdo. A estas alturas es bastante irrelevante la persona que sea elegida para presidir el Consell. Lo importante es buscar una alternativa y gobernar por el bien de los ciudadanos de Formentera. El Consell tiene muchos asuntos pendientes para seguir instalado en la ingobernabilidad, pero tampoco conviene olvidar que el Gobierno central tiene otra alternativa en caso de que siga el bloqueo provocado por Córdoba: convocar elecciones. Puede ser la última oportunidad para acabar con la crisis actual de Formentera.