Mujeres de la Guardia Civil han optado por alzar la voz y denunciar la falta de efectivos y de medios que padecen sus esposos, además de las malas condiciones con las que prestan servicio los agentes en la isla. Estas mujeres han decidido sumarse a la plataforma ‘Nuestro Corazón por Bandera’, una asociación a nivel nacional que fue creada después de la muerte de dos guardias civiles en Barbate que sufrieron la falta de medios. En la actualidad dicha asociación cuenta con 6.000 miembros.

La reivindicación

Las esposas de los guardias civiles denuncian que los medios que utilizan los agentes son deficientes y obsoletos. Los coches con los que tienen que patrullar están también en malas condiciones. La situación más preocupante es la falta de guardias civiles en la isla. En la actualidad, como ya informado este periódico, existen 78 plazas vacantes en Ibiza. Las mujeres que forman parte de esta asociación recuerdan que los agentes no llegan a la isla porque temen no conseguir una vivienda para residir dignamente. El sueldo que perciben tampoco les permitiría pagar una vivienda tal y como están ahora mismo los precios en las Pitiusas.

Dejadez

La falta de medios de la Guardia Civil es un problema sobradamente conocido en Ibiza. Sin embargo, el ministro del Interior no ha mostrado el más mínimo interés por solucionarlo. Tampoco los dirigentes socialistas con peso en el Gobierno central (o próximos al Ejecutivo de Sánchez) han manifestado su interés en ayudar a los guardias civiles ya que están muy ocupados en temas internos o en asuntos que les puede dar un rédito electoral. De los guardias civiles, ni un tuit. Es importante destacar que estas esposas son las que denuncian los problemas porque sus parejas tendrían problemas internos en caso de hacerlo, pero visto lo visto ha llegado el momento de que los partidos políticos actúen, tanto los que gobiernan como los que están en la oposición. No hay más excusas para no tomar medidas y dotar a los agentes destinados a Ibiza de los medios necesarios para realizar dignamente su trabajo. Ibiza no puede convertirse en un ‘destino maldito’ para agentes y otros funcionarios. Y es habitual que los trabajadores públicos se nieguen a ser desplazados a Ibiza. Es realmente preocupante.