EditorialIbiza07/12/23 0:31
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Los dirigentes de Sa Unió han explicado este miércoles con todo detalle los motivos reales que impulsaron a Llorenç Córdoba a iniciar un pulso con el Govern.    No eran los deslindes. No defendía los intereses de los ciudadanos de Formentera. Estaba negociando un sobresueldo entre 3.000 y 4.000 euros mensuales para él porque decía que está arruinado. Sa Unió lo ha expulsado de la coalición y ahora solo falta que abandone la presidencia del Consell de Formentera y que deje también su escaño en el Parlament. Un político que actúa bajo su prisma personal no puede representar a los ciudadanos. Córdoba solo tiene un camino: dimitir. Y pronto.

Cortinas de humo

Córdoba ha expuesto una situación que se aleja mucho de la realidad. El diputado por Formentera tiene una dieta de 210 euros cada vez que acude al Parlament, de los cuales 120 son para el hotel y 90 para manutención. Tiene derecho a cobrar los taxis, con un tope de 150 euros al mes. Eso al margen de los ingresos que tiene como diputado, que pueden rondar los 2.000 euros al mes de media. Tampoco existe ningún precedente de que un diputado reciba la asignación del grupo, que está prevista que sea para los partidos políticos. A ese dinero hay que sumarle su sueldo como presidente del Consell que asciende a 54.00o euros. Por lo tanto, Córdoba ingresa cada año unos 80.000 euros más dietas.

Extorsión a Prohens

Esta exigencia para que se le compense lo que él denomina la triple insularidad ha sido el motivo real del desencuentro entre Córdoba y el Govern y que ha provocado que los consellers de Sa Unió pidan su dimisión. Si además negoció su voto con Prohens a cambio de mejoras en su sueldo, no hace falta decir que Córdoba tiene que abandonar inmediatamente sus cargos políticos y no seguir degradando la vida política insular y autonómica. Está solo, desahuciado políticamente y sus cortinas de humo no tienen ya demasiado recorrido ni merecen más comentarios. Mantenerse en la presidencia del Consell de Formentera es una indignidad que no merecen los habitantes de la isla.