Las decisiones y los movimientos que está protagonizando Vox-Baleares son observados con asombro por la mayoría de ciudadanos. Atónitos, se preguntan cómo es posible que, al cumplirse los cien primeros días de gestión del Govern encabezado por Marga Prohens, se produzcan unos encontronazos con el Partido Popular de tal calibre que han paralizado la tramitación de los Presupuestos de la Comunidad Autónoma para 2024. Al rechazar, los ocho diputados del partido de Santiago Abascal el techo de gasto propuesto por la Conselleria d’Economia i Hisenda bloquearon, de facto, las cuentas autonómicas del próximo año. En el pleno del Parlament celebrado el pasado martes, Vox quiso dar un golpe sobre la mesa y dejó en minoría al Govern del PP. La formación de ultraderecha justificó su negativa en que el límite de gasto propuesto «no cumple las reglas de estabilidad», según la parlamentaria Patricia de las Heras. No fue más que una excusa que acabó desnudando la crisis interna por la que atraviesa la formación.

Procedimiento y recursos

El origen de esta crisis lo hallamos en la cuestión lingüística. Concretamente, en la libre elección de lengua en todas las etapas educativas entre catalán y castellano. Esta actuación forma parte de los 110 puntos que pactaron el PP-Balears y Vox después de las elecciones. La abstención del PP impidió que prosperase la proposición de Vox para exigir la aplicación de esta medida.

Vox, enrocado en sus divisiones

Idoia Ribas, portavoz de los diputados de Vox en el Parlament, tensó ayer un poco más la cuerda al señalar al conseller d’Educació, Antoni Vera, de la crisis al afirmar que no se fían de él. Una crisis de talla grande que ya se ha cobrado dos víctimas: el diputado Xisco Cardona y la coordinadora del grupo parlamentario, Carla Sarabia. Mientras Vox sigue enrocado en sus divisiones y se desangra con propias rebeliones, el grupo socialista ofrece su abstención para aprobar el techo de gasto. Los ciudadanos de Balears no merecen este espectáculo.