Comerciantes y vecinos de Isidor Macabich están dispuestos a llegar hasta los tribunales en la defensa de sus intereses ante el descalabro que les está suponiendo la remodelación de esta emblemática avenida de Ibiza. El Ayuntamiento, con Rafa Ruiz y Elena López a la cabeza, ha estirado demasiado la cuerda. La falta de comunicación con los afectados, las imposiciones, los engaños y, sobre todo, las millonarias pérdidas económicas han llevado a estos ibicencos a organizarse frente a un Consistorio que ha mostrado desde marzo una falta total de empatía en esta situación.
Una obra por las bravas
Los afectados por una más que cuestionable reforma llevan meses denunciando los efectos de esta en sus bolsillos. Pero también en la tranquilidad de sus domicilios. Cortes de suministros constantes y por sorpresa, polvo, ruido prácticamente todo el día, negocios vacíos y, desde hace unas semanas, un auténtico laberinto en las aceras por el que es casi imposible circular son algunas de las consecuencias de unos trabajos que deberían haberse planificado de otra manera. Es cierto que las obras siempre son molestas pero, cuando se puede llegar a este extremo, conviene repensar el proyecto y buscar fórmulas que permitan sacarlas adelante con el menor coste para el ciudadano. Algo que ni Ruiz ni López se han planteado.
Los intereses reales
Esgrimir argumentos como que los comerciantes preferían salvar la campaña de Navidad antes que el primer verano tras la pandemia es algo que sólo puede obedecer a una falta total de conexión con el sentir de la calle. Decir que se pactó con los comerciantes el inicio de las obras cuando estos llevan desde las primeras semanas de las mismas criticando el retraso con el que comenzaron es un gesto de descaro inaceptable en una gobernante. Esta reforma obedece a intereses muy concretos: convertir la ciudad en una red de carriles bicis que exige una única asociación, destruir cualquier posibilidad de comercio enfocado en el turismo y, sobre todo, llegar a las urnas en mayo de 2023 con algo inaugurado, aunque sea a costa de la ruina de otros. Puede que el Consistorio acceda hoy a conceder ayudas pero el mal ya está hecho.