Once horas duró la negociación entre los socios de gobierno en el Consell para evitar la ruptura de la coalición de izquierdas –PSIB, Més y Unidas Podemos– a cuenta del patrocinio, por un importe de 1,8 millones de euros, al Real Mallorca. Era un acuerdo adoptado el pasado 10 de agosto. La vertiente de promoción turística que incluía el patrocinio –el estadio de Son Moix debía pasar a llamarse Visit Mallorca– fue el principal motivo de las desavenencias internas en el Pacte, toda vez que Més amenazó con su salida en cuyo caso las fuerzas progresistas dejarían de tener asegurada la mayoría.
Compromiso garantizado
La presidenta del Consell, la socialista Catalina Cladera, ha tenido que hacer un auténtico esfuerzo negociador para evitar el enorme coste político que hubiese supuesto la ruptura del Pacte, al mismo tiempo que salvaba el prestigio institucional al mantener vigente el acuerdo de patrocinio con el Real Mallorca. La cantidad acordada, 1,8 millones, llegará al club que preside Andy Kohlberg pero sin la vinculación de promoción turística plasmada en el acuerdo que se aprobó en el último pleno. En el nuevo escenario se contempla la ampliación de las líneas de subvenciones del Consell a otros clubes deportivos de la Isla, una de las reclamaciones que también pusieron sobre la mesa tanto Més como Unidas Podemos.
El momento político
Esta crisis en el Pacte del Consell no se puede desligar del momento político que se vive en la Isla, a falta de menos de un año de la próxima confrontación electoral. Es un período en el que las distintas formaciones se reposicionan ante sus electores. Y Més es un claro ejemplo de ello. En esta ocasión, la izquierda ha salvado un complicado escollo con una fórmula que calma las reticencias internas en el Pacte, pero que deja profundas heridas cuando faltan pocos meses para las elecciones.