Apesar de que el llamado pasaporte sanitario es un instrumento vital para garantizar la movilidad y ésta imprescindible para impulsar el turismo, los Veintisiete perdieron el jueves la oportunidad de enviar un mensaje nítido a los mercados sobre su futura implantación. Afortunadamente, la convicción de que si no se adopta una estrategia global, la consecuencia será que cada país sellará acuerdos bilaterales, lo que debilitaróa políticamente a la Unión Europea y complicaría la gestión de la movilidad, propició el excesivamente vago anuncio de que habrá una solución de este tipo «en verano». Las negociaciones entre Grecia y el Reino Unido y el plan de desescalada británico están detrás de este cambio de postura que rompe, sobre el papel, las reticencias de Alemania, Francia y Países Bajos por su inevitable carácter discriminatorio hasta que toda la población esté vacunada, momento en el que el pasaporte perderá utilidad.
El pasaporte sanitario requiere más agilidad
27/02/21 4:01
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