La decisión de entregar a los hoteleros afectados por la quiebra de Thomas Cook la recaudación de la ecotasa, una de las medidas que figura en el paquete de ayudas acordada por el Govern, ha generado un considerable revuelo político entre Més y el resto de socios del Pacte. La crítica esencial se centra en el hecho de que la decisión vulnera los objetivos del tributo que abonan los visitantes y que los hoteleros se limitan a recaudar. Además, la polémica evidencia un claro error de coordinación interna del Govern, que no ha sabido consensuar una posición común con todos sus socios en un tema tan delicado como el de la caída del turoperador británico.
Ayudas hoteleras.
El impacto del desplome financiero de Thomas Cook en el sector hotelero de Balears es enorme, las consecuencias económicas y sociales negativas son indiscutibles. La reacción del Govern está más que justificada, pero recurrir a los fondos de la ecotasa para garantizar cierta liquidez a las empresas afectadas no ha sido la decisión más acertada ni eficaz. Cabe preguntarse si no hubiera sido más sensato implicar al Gobierno central y aplazar los pagos del IVA hasta tener garantizado el cobro de las deudas pendientes por parte de los hoteleros, gesto que desde la Administración central no se contempla por el momento.
Críticas internas.
Los reproches desde Més a la iniciativa defendida por el conseller Iago Negueruela, responsable del área de Turisme, ponen de manifiesto un grado de disensión en el seno del Govern que daña su imagen. El hotelero es un sector empresarial clave en la industria turística y el conjunto de la economía balear, y así debería ser entendido por las fuerzas políticas. En esta ocasión, las diferencias en el seno del propio Pacte derivan de una precipitación en la toma de decisiones y una falta de diálogo interno que no deberían haberse producido.