La última entrega del barómetro electoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, apunta a la clase política como el segundo problema que más afecta a los ciudadanos; por delante sólo queda el paro. Esta visión negativa de nuestros políticos coincide con la próxima cita electoral del 10 de noviembre, circunstancia que da idea del estado de ánimo del electorado y abre numerosas incógnitas sobre cuál será su comportamiento en las urnas. En todo caso, el sondeo del CIS refleja un estado de ánimo derivado del bloqueo institucional en el que se encuentra España desde el pasado mes de abril; cuando se celebraron los últimos comicios al Congreso y al Senado.
Hartazgo social.
La incapacidad de entendimiento entre las diferentes fuerzas políticas para investir a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, todas las negociaciones y propuestas de negociación han fracasado de manera estrepitosa, ha generado un clima de desafección e indignación ciudadana respecto a quienes tienen la responsabilidad de dirigir las instituciones más representativas del Estado. La prolongada interinidad y los desencuentros, cada vez más agresivos entre los protagonistas, provoca un rechazo que no será fácil de revertir antes del 10-N. El enfado es generalizado y profundo, tal y como apuntan los resultado del estudio demoscópico del Centro de Investigaciones Sociológicas.
La reacción de los partidos.
El problema que detecta el CIS deja en el aire la reacción de los partidos políticos, cómo resolverán este creciente desinterés ciudadano abre numerosas incógnitas pero resulta evidente que la reacción es indispensable. Lo ocurrido tras las elecciones generales del 28-A ha dejado un poso muy grave que de un modo u otro puede tener su impacto en las urnas del próximo mes de noviembre, este es el reto más inmediato que deben resolver los líderes políticos si quieren frenar el proceso de descrédito en el que están inmersos.