El ritmo de crecimiento de la economía en Ibiza y Formentera se ha reducido cuatro décimas en el segundo trimestre del año, pasando del 3,8 por ciento al 3,4 por ciento. Son, sin ninguna duda, cifras excelentes y que, además, están por encima tanto de la media balear como de la media española.

Una ligera desaceleración que desde la patronal CAEB no ven con demasiado preocupación, como sostiene hoy su vicepresidente José Antonio Roselló en las páginas de este periódico, pero que no todos los sectores económicos han vivido de la misma manera.

El comercio, muy tocado

A falta de análisis más profundos como la encuesta de actividad que cada año elabora la Pimeef entre sus asociados, la tónica general de las reacciones que los comerciantes de la isla han expresado a los medios de comunicación a lo largo de este verano es que la temporada ha ido peor que en años anteriores, con caídas de entre el 20 y el 40 por ciento de su facturación.

También es verdad que las de 2016 y 2017 fueron temporadas turísticas excepcionales en las Pitiusas, con estadísticas de llegadas de turistas y de ocupación hotelera récord, lo que quizás provocó unas expectativas de cara a este ejercicio que seguramente no se correspondían con la realidad.

Sobre todo por la recuperación de destinos que en los últimos años no han podido despuntar y que ahora, gracias a precios más competitivos que los de aquí y a otras causas que los responsables políticos y empresariales deberán estudiar, han recuperado cierta parte del turismo perdido.

Hay que tomar medidas

Pese a que el pastel de nuestra economía es cada día más grande y, en teoría, esto repercute en una mayor renta para los ciudadanos, resulta preocupante que ante la llamada de auxilio de sectores como el comercial parece que nadie de nuestros gobernantes, quizás con la mente puesta en las elecciones de 2019, está decidido a mover un dedo para cambiar la situación.