La última encuesta de movimientos turísticos en fronteras Frontur ha puesto de manifiesto que Ibiza y Formentera han perdido en junio y julio más de 34.800 turistas en relación a los mismos dos meses de 2017.
No obstante, el buen comportamiento en la llegada de turistas en los meses previos a la temporada alta ha supuesto que en los primeros siete meses del año se haya incrementado ligeramente el número de turistas que han visitado las Pitiusas, llegando a los 1,8 millones entre enero y julio, un 0,12 por ciento más que el año pasado.
Ya lo han conseguido
Unas cifras que habrán provocado que desde ciertos despachos del Govern balear y del Consell d'Eivissa (en los de Més per Mallorca y Podemos, para más señas) se salte de alegría al haber conseguido uno de sus objetivos: que vengan menos turistas en temporada alta. ¿A quién se le ocurre dejar la Conselleria de Turisme del Govern balear en manos de gente a la que no le gustan los turistas? Los pactos post electorales tienen estas cosas y al final quien acaba pagándolo siempre son los ciudadanos.
Las causas y las soluciones
Algunos seguro que mencionarán que uno de los motivos de la bajada de turistas en los meses punteros de temporada alta es el repunte de zonas turísticas como Egipto, Croacia o Turquía, con precios mucho más competitivos que los de Ibiza y Formentera. Pero nos equivocaríamos si pensáramos que todas las causas que pueden explicar este descenso en el número de turistas son externas.
Algunas de las causas y, sobre todo, las posibles soluciones están en nuestras manos, tanto en la de los políticos como en la de los empresarios del sector. Quizás el impuesto sobre el turismo sostenible no influya a la hora de decidir el destino de las vacaciones pero sí que lo hace si a uno le van subiendo cada año el dinero a pagar por cada noche de estancia y luego no ver los resultados por ninguna parte. En las Pitiusas, nos guste o no, vivimos del turismo y al turista hay que mimarlo como si fuera de nuestra familia. Y el que no entienda esta máxima, está perdido.