La actual jefa de sección del Hospital Residencia Cas Serra será relevada de su cargo para regresar a su plaza como psicóloga en el Centre d’Atenció de Drogodependències (CAT). La Conselleria insular de Benestar Social que dirige Lydia Jurado esgrime que este relevo se debe a una decisión «exclusivamente técnica de mover el personal del departamento», si bien el cese se produce cuando la gestión de Cas Serres está siendo muy cuestionada, sobre todo por los sindicatos. Pero no criticando a la funcionaria de la que ahora se prescinde, sino a la gestión política que se hace desde el Consell d’Eivissa.

Tapar la realidad.
Los sindicatos están hartos de la gestión que se lleva desde el Consell respecto a Cas Serres. De hecho, se ha presentado una denuncia ante Inspección de Trabajo por las malas condiciones laborales de los trabajadores del centro. Hay problemas de personal y los trámites administrativos para crear nuevas plazas se eternizan. Mientras, los trabajadores hacen horas extras, tienen sobrecarga de trabajo, y por consiguiente el número de bajas laborales ha aumentado, además de que cobran la nómina con retraso. Lo dicen los sindicatos, no la oposición política al actual gobierno del Consell. Sin embargo, Jurado lo niega todo y los problemas los atribuye a la herencia recibida. Nada nuevo.

Mejorarlo todo.
Que Jurado recurra a la gestión del PP para explicar la falta de soluciones en Cas Serres es un argumento que de poco sirve a los ciudadanos que padecen la mala gestión y aún menos a los trabajadores, que están hartos de que sus problemas no se resuelvan. En lugar de buscar excusas, la actual consellera de Podem-Guanyem debería ser más efectiva en dar soluciones, y sobre todo evitar la mala imagen que está ofreciendo Cas Serres. Además, Pepa Catany atribuye su cese a haberse posicionado a favor de las reivindicaciones de los trabajadores del Hospital Residencia y a «ser reivindicativa», lo cual es aún más preocupante. Ante esta situación, la defensa que hace Lydia Jurado de que la actual plantilla es suficiente cae por su propio peso y ya resulta mucho más creíble la versión de UGT y también la de Pepa Catany.