El próximo martes 11 de julio se cumplen diez años del hundimiento del mercante ‘Don Pedro’ en la bocana del puerto de Ibiza tras chocar contra es Daus. Un accidente que provocó el cierre de las tres playas del municipio de Vila por culpa del vertido de fuel. Tres años antes, las imágenes de las costas gallegas impregnadas de chapapote habían dado la vuelta al mundo y muchos quisieron ver en el hundimiento del buque de Iscomar la segunda parte del ‘Prestige’. Nada de eso sucedió en Ibiza.

Ibiza, un territorio frágil. No obstante, el naufragio del ‘Don Pedro’ puso de manifiesto la fragilidad de la isla de Ibiza en materia medioambiental. Por suerte, más del 90% del combustible que el barco llevaba no salió al exterior, lo que hubiera provocado una catástrofe de dimensiones inimaginables en las Pitiusas y en una zona tan cercana como el Parque Natural de Ses Salines. En verano, cientos de embarcaciones surcan es Freus en sus viajes de ida y vuelta entre Ibiza y Formentera, por lo que nuestras islas no están libres de que un accidente como el del ‘Don Pedro’ vuelva a producirse y vuelva a ponerse en peligro el medio ambiente y, por lo tanto, la industria turística, que da de comer a la inmensa mayoría de los pitiusos. Un motivo más que suficiente para que también toda la sociedad haya dado la espalda a las prospecciones petrolíferas en esta zona del Mediterráneo.

El fuego, otra amenaza. Lo que sí parece que han olvidado muchos ciudadanos han sido las consecuencias de incendios como el de s’Espalmador, Morna, Benirràs o Roca Llisa, que quemaron decenas de hectáreas y pusieron en peligro numerosas viviendas. Llevamos tres semanas escasas desde que empezó el verano y no hay día en el que los bomberos y el Ibanat no tengan que salir a apagar un incendio. Muchos de ellos provocados por negligencias, ya sea quemando rastrojos cuando está prohibido desde hace meses o lanzando una colilla desde el coche. Que a estas alturas todavía se tenga que pedir a la sociedad un comportamiento más cívico es de juzgado de guardia.