La comparecencia del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, planteando seis condiciones para dar su apoyo a la investidura del candidato del Partido Popular a presidente del Gobierno fue un acto más de un posible acuerdo entre ambas formaciones para desbloquear el colapso institucional que vive España desde diciembre del año pasado, prolongado tras los comicios de junio. La suma de los dos partidos, a la que habría que añadir el apoyo del representante de Coalición Canaria, garantiza un total de 170 votos a favor de la continuidad de Rajoy, a sólo seis de la mayoría absoluta. El gesto del dirigente de Rivera cambia la escena política de manera radical respecto a las últimas semanas.

Las seis condiciones. Las seis condiciones que impone Ciudadanos para el acuerdo con el Partido Popular son perfectamente asumibles por la cúpula conservadora, aunque algunas son de compleja materialización. Rivera debería precisar hasta dónde quiere corregir la proporcionalidad de la ley electoral vigente o qué investigará una comisión parlamentaria del ‘caso Bárcenas’ cuando el asunto ya está judicializado. Son guiños, en definitiva, para disimular su renuncia a la exigencia de que Rajoy no sea el candidato del PP a la presidencia del Gobierno. Este pulso lo ha ganado el líder conservador.

Sin otras exigencias. Lo más llamativo del planteamiento de Ciudadanos es la ausencia de exigencias programáticas en materia económica o social para la alianza con el PP, una omisión que es probable que tenga que recuperarse en el transcurso de las próximas semanas, a medida que avancen las negociaciones entre ambos grupos. Con el nuevo panorama que se dibuja queda comprometida la postura de algunas formaciones como el PNV u otras cuyo voto acabe siendo esencial para que Rajoy mantenga el poder. También se refuerza la presión sobre el PSOE, que difícilmente podrá bloquear la investidura si el presidente en funciones se presenta con 170 escaños seguros.