El fiscal anticorrupción Pedro Horrach presentó el miércoles su informe final en el juicio del ‘caso Nóos’, en el que detalló una trama de corrupción con unos protagonistas institucionales que alcanzaban la familia del Rey. En este sentido, la versión del representante del ministerio público no ha aportado cambios significativos respecto a su posición inicial. Más sorprendente ha sido, sin duda, la dureza con la que ha valorado el papel desempeñado tanto por el instructor, el juez Castro, como por la Audiencia, en lo que se refiere al procesamiento de la infanta Cristina en la causa. Las tesis de Horrach eran ya conocidas pero su cruda exposición en el epílogo de la vista revelan que, hasta el último momento, defiende la inocencia de la hermana del Rey en la vertiente penal del asunto.

Alegato independiente. Los argumentos del fiscal Horrach para apartar a la Infanta del ‘caso Nóos’ cobran fuerza al conocerse las malas artes de Manos Limpias. Este sindicato es el único que ejerce la acción popular contra la exduquesa de Palma, a quien, supuestamente, trató de extorsionar para retirar la acusación. La investigación del juez Castro, avalada por la Audiencia, sobre la infanta Cristina merece para el fiscal severísimas críticas ya que, de un modo u otro, ha quedado contaminada por la interferencia de los turbios intereses del sindicato que tiene en la abogada López Negrete a su portavoz más mediático. En todo caso, el informe del representante de la Fiscalía confirma su independencia.

La corrupción. El reproche del fiscal al instructor y a la Audiencia, en relación a la Infanta, no puede desvirtuar toda una línea de investigación, junto con el propio juez Castro, en la ardua tarea de desenmascarar una red tejida por los responsables de Nóos –Iñaki Urdangarin y Diego Torres– para saquear las arcas públicas con la clara connivencia de responsables institucionales. Este es el gran valor de Castro y de Horrach, dignos representantes de un sistema judicial que, a pesar de todo, funciona.