El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, no renuncia a seguir en el cargo. Dice que está dispuesto a continuar su carrera política cuando ya hay voces en ERC, sus socios de coalición, que le piden que dé un paso atrás para favorecer la gobernabilidad y evitar así unas nuevas elecciones autonómicas. Se trata, sin duda, de una postura irresponsable y que demuestra que a Artur Mas le preocupa más su futuro político que su ansiada independencia. Si lo importante fuese el ‘procés', seguramente Artur Mas dejaría que otro integrante de la candidatura de Junts pel sí fuese el próximo presidente de la Generalitat.

Un desastre. La situación política en Cataluña es un despropósito total. El gobierno de la Generalitat lleva muchos meses en funciones, hay sectores que se quejan de que no cobran (los farmacéuticos, por ejemplo) pero todo se centra en intentar que Artur Mas sea el próximo presidente de la Generalitat catalana. El proceso soberanista parece que ha pasado a un segundo plano para situar al actual presidente en el ojo del huracán político. Dirigentes de ERC tan significados como Joan Tardà han propuesto abiertamente que se elija a un nuevo candidato para conseguir el apoyo de la CUP.

Nuevo panorama. Nada será igual cuando se convoquen elecciones. Es probable que no se reedite Junts pel sí, y que ERC vaya en solitario a la vista de la situación creada por Artur Mas. No conviene olvidar tampoco que el presidente catalán ha convocado nada menos que cuatro elecciones en los últimos cinco años, una situación que provoca inestabilidad política y económica en Cataluña. Las nuevas elecciones también llegarán con una CUP divida en dos. En las últimas horas ha dimitido Antonio Baños, el candidato de las pasadas elecciones, que apostó por la investidura de Artur Mas y su propuesta no fue aceptada por la formación anti sistema. Sin duda, Artus Mas ha demostrado ser un personaje más interesado en su carrera política que en la defensa de Cataluña, que ha conseguido además poner al límite a su propio partido.