Un coche cubierto por el barro. | Foto de Magda Ehlers

La lluvia de barro deja una capa persistente de polvo en coches, casas, calles...y en prácticamente cualquier superficie exterior tiñendo de rojo o marrón. Toca limpiar a conciencia, pero para simplificar en todo lo posible la ardua tarea, existen una serie de consejos de limpieza a tener en cuenta, según la superficie embarrada.

Para los cristales, una solución de agua caliente con amoniaco y unas gotas de lavavajillas puede ser muy efectiva. Utilizar un trapo de microfibra permitirá limpiar sin rayar las superficies. Para suelos de balcones o terrazas, es recomendable evitar aspiradoras que pueden dañarse con la arena; mejor fregar a fondo. El mobiliario exterior debe ser tratado con delicadeza, optando por agua a presión para evitar arañazos. En cuanto a los vehículos, es importante evitar cepillos que puedan rayar la pintura y optar por una limpieza profunda con pistolas de agua a presión, prestando especial atención a los filtros.

Las piscinas descubiertas requieren una limpieza detallada de su superficie, además de un tratamiento con cloro y un filtrado exhaustivo para asegurar la eliminación de partículas y algas. Los filtros de las unidades de climatización también deben ser limpiados para asegurar su correcto funcionamiento y prolongar su vida útil.

Además de las acciones de limpieza, es fundamental prepararse adecuadamente ante la previsión de calima. Asegurar ventanas y puertas, proteger el mobiliario exterior y plegar toldos puede minimizar el impacto y facilitar las tareas de limpieza posteriores. La calima puede ser un desafío considerable para la limpieza y mantenimiento de nuestras propiedades. Sin embargo, con las estrategias adecuadas y una preparación previa, es posible mitigar sus efectos y mantener nuestros espacios limpios y saludables.