A la hora de buscar empleo, una de las principales inquietudes es la preocupación por contar con un currículum poco atractivo. Por esta razón, es fundamental que el currículum sea claro, visualmente agradable, y esté adaptado al puesto al que se postula.
Con el objetivo de destacar frente a otros candidatos, los aspirantes buscan maneras creativas de presentar su información. No existe un formato universal que sea efectivo para todos los sectores; cada currículum debe adaptarse según la experiencia del postulante y las características del área profesional a la que se dirige. Algunos prefieren un enfoque más innovador y creativo, mientras que otros optan por un formato clásico y funcional.
No obstante, todo currículum debe incluir información básica y relevante: formación académica, experiencia laboral, habilidades y datos de contacto. En este contexto, la Universidad de Harvard ha propuesto un modelo de currículum que ha sorprendido a muchos debido a su estructura. Este formato prioriza los datos de contacto en la parte superior, destacando el nombre completo, correo electrónico y número de teléfono del candidato. A diferencia de otras plantillas que inician con un perfil profesional, este enfoque pone énfasis en facilitar al reclutador los medios para contactar al postulante.
Después de los datos de contacto, el modelo de Harvard organiza la información académica en orden cronológico inverso, comenzando con los estudios más recientes y sus respectivas fechas de inicio y finalización. Esta disposición resulta especialmente útil para candidatos con poca experiencia profesional o para aquellos que buscan un cambio en su trayectoria laboral, ya que pone en valor la formación obtenida.
Por otro lado, los expertos en recursos humanos recomiendan que, en el caso de contar con una sólida trayectoria profesional, se priorice la experiencia laboral sobre la formación académica.
No obstante, el modelo de Harvard también incluye un apartado de habilidades clave. Este espacio está destinado a enumerar aptitudes y competencias específicas, como el dominio de herramientas o tecnologías, lo que ayuda a demostrar qué sabe hacer el candidato. Por ejemplo, se pueden listar conocimientos como «desarrollo web» o habilidades en «Java».
La sección de experiencia profesional, aunque aparece más adelante en este modelo, sigue siendo un componente fundamental. Harvard sugiere estructurarla de forma organizada: destacar en negrita el nombre de la empresa y su ubicación, seguido del cargo ocupado y las fechas de inicio y fin. Además, se recomienda incluir logros concretos alcanzados en cada puesto, limitados a dos líneas por logro, con el fin de mostrar resultados y aportar un valor añadido al perfil.
Es importante destacar que, aunque este modelo es altamente recomendado, no significa que otros formatos sean incorrectos. La clave está en identificar qué estructura se adapta mejor al perfil del candidato y al puesto deseado. Sin embargo, el modelo propuesto por Harvard resulta particularmente eficaz para recién graduados, ya que da prioridad a la formación y las habilidades, relegando la experiencia laboral a un segundo plano.
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