Esto se debe a que «en muchas ocasiones confundimos objetivos y metas con propósito, cuando realmente son cosas distintas. El propósito va más allá de esos objetivos que nos podemos marcar a lo largo de nuestra vida y que representan un fin al que queremos llegar, y por el que implementaremos las acciones necesarias para lograrlo. Cuando hablamos de propósito, en cambio, nos vamos a un plano más profundo, más conectado con nuestros valores esenciales y con lo que tiene sentido para nosotros. Se podría decir que es lo que nos impulsa a levantarnos cada mañana haciendo que nuestros días y nuestra vida gocen de significado».
Almarcha expone que «en muchas ocasiones nos sentimos perdidos en nuestra propia vida, viéndola carente de sentido, provocándonos insatisfacción y alejándonos todavía más de nosotros mismos. Esto hace que nos olvidemos de nuestros verdaderos intereses, esos que sí nos hacen llevar una vida más satisfactoria. Hacerse preguntas poderosas del tipo ¿en qué punto de mi vida estoy? ¿qué me conecta? ¿qué estoy haciendo? ¿qué se me da bien?, pueden ayudarnos a identificar esos intereses y esos valores que son importantes para nosotros». En este sentido, defiende que «es necesario dirigir la mirada hacia adentro con honestidad y confianza para poder generar en nosotros las acciones necesarias para redirigir nuestra vida y conseguir vivir con una mayor plenitud».
¿Cómo encontrar tú propósito de vida?
La coach explica que «para encontrar tu propósito de vida no hay recetas mágicas, pero conocerse a sí mismo es el primer paso. Y para darlo es importante identificar qué es lo que te gusta, qué te hace feliz, en qué eres bueno, qué se te da bien…». Para ello, anima a «hacer un listado con todo eso porque te abrirá las puertas para explorar nuevos horizontes, creando nuevas oportunidades de crecimiento, que te ayuden a impulsarte, a pesar de ser consciente de que requiere un esfuerzo diario».
En este sentido, resalta que «es importante identificar tus valores, lo que es importante para ti, porque van muy unidos a nuestro propósito, ya que éstos guían nuestros comportamientos y las decisiones que tomamos. La honestidad, la colaboración, la libertad, la creatividad son solo ejemplos de los muchos que existen y nos pueden identificar. En nuestras manos está encontrar aquellos con los que más resonamos».
«No hay nada que nos genere más satisfacción que vernos como protagonistas de nuestra vida y creadores de ella. Esto se consigue siendo responsables de nosotros mismos y de que nuestras acciones vayan acordes con nuestros valores. Conectar con nuestro propósito es un cambio de mirada y de actitud, de pasar de un papel de víctima de las circunstancias a hacer todo lo necesario para que me pase lo que quiero que me pase; porque, además, se convierte en nuestra brújula interna, que nos ayuda a motivarnos y a superarnos cada día», argumenta.
Para concluir, señala que «la búsqueda de tu propósito pasa por crear un plan de acción donde plasmes todo eso que te llena y que es tu pasión, lo que otro necesitan, lo que se te da bien, es decir, tu talento y tu profesión». Para llevarlo a cabo es necesario ser «consciente de cuál es tu punto de salida, asumiendo que es necesario desbancar ciertos viejos hábitos que no te han dejado avanzar y que ya no necesitas. El objetivo es dar cabida a unos nuevos, dando por sentado que serán necesarias grandes dosis de perseverancia y confianza. Las personas que logran identificar su propósito de vida y dirigen sus pasos hacía él, han conseguido combinar sus valores y su esencia para responderse con honestidad a la pregunta ¿para qué lo hago?».
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