Si un adulto ronca a diario a menudo se debe a problemas de sobrepeso o simplemente al tabaco, por lo que, en la mayoría de los casos no le damos importancia. Sin embargo, no debemos tomarlo como algo normal si el ronquido se produce durante la infancia, pues puede esconder problemas que pueden afectar a su desarrollo y a su calidad de vida.
Los ronquidos de producen cuando el aire que respiramos pasa por una vía demasiado estrecha, es decir, cuando algo obstruye de manera parcial las vías aéreas. Esto es normal en caso de resfriados, rinitis alérgicas o reflujo. Estas causas, sobre todo los resfriados, son temporales, es decir, que, una vez superada la infección respiratoria al cabo de una semana o diez días, el ronquido debería desaparecer. Si los ronquidos no desaparecen una vez desaparecidas estas causas, y se alarga durante semanas o meses, estaríamos hablando de un ronquido crónico y el niño debería ser explorado por un pediatra. Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), este tipo de ronquido afecta a alrededor del 7,5 % de los niños, y en un 2-4% de los casos esconde un síndrome de apneas o hipoapneas obstructivas del sueño (SAHS). Las apneas a corto y medio plazo pueden provocar irritabilidad, hiperactividad o problemas de concentración y aprendizaje. A largo plazo pueden ser más peligrosas, pues se relacionan con hipertensión, retraso en el crecimiento o incluso problemas metabólicos y cardiovasculares.
Hay algunos signos que nos pueden alertar de la presencia de síndrome de apneas o hipoapneas obstructivas del sueño (SAHS) en los niños.
•Ronquidos prolongados en el tiempo
•Sueño inquieto y con frecuentes despertares
•Mayor irritabilidad durante el día
•Tiene una voz nasal y mal aliento
•Le duele la cabeza por las mañanas
•Dificultades de concentración y aprendizaje (hasta en un 23% de casos de niños diagnosticados de TDAH -Trastorno por déficit de atención e hiperactividad- roncan).
•Respira por la boca, tanto de noche como de día
•Enuresis (escapes de orina incontrolados)
•No crece o gana el peso que debería
Las causas más frecuentes en este tipo de apneas en los niños son bastante comunes y tienen una fácil solución, pues detrás de la mayoría de las SAHS se esconden las adenoides (vegetaciones) o la hipertrofia amigdalar (tener las amígdalas más grandes de lo habitual).
La solución, por tanto, es una sencilla intervención quirúrgica para retirar parte de las amígdalas o los adenoides para que el aire circule mejor, no se produzcan ronquidos y el niño duerma mejor, con todo lo que esto supone para su desarrollo. Sin embargo, antes de realizar esta intervención hay que valorar el grado de hipertrofia amigdalar y en qué medida este afecta al sueño o produce otros problemas como otitis o amigdalitis recurrentes. Para ello, se deberá realizar un estudio del sueño, pues en algunos casos la hipertrofia no afecta al sueño o se reduce a partir de los cinco o seis años y no es necesario intervenir.
Si tiene problemas de sueño (SAHS moderado o severo) y, además, tiene las amígdalas grandes o tiene adenoides, la intervención sí estaría justifica, sobre todo en niños a partir de los seis años.
Los ronquidos crónicos en los niños también pueden estar causados por problemas bucales, como tener el paladar estrecho u ojival, los dientes torcidos o en mala posición, el arco dental curvado o deformado o el maxilar superior estrecho. Según la Dra. Romina Vignolo, de la clínica Boca a Boca Dental, “cuando el ronquido infantil va acompañado de patologías como el bruxismo puede desencadenar problemas más graves como la apnea del sueño, dolor de cabeza, incluso son el futuro desgaste de las piezas dentales”.
En estos casos, la solución pasaría por tratar al niño con ortodoncia interceptiva, cuya función es expandir el paladar y la boca del niño, mediante un disyuntor. Con el tiempo, las vías aéreas se ampliarán y esto le ayudará a respirar mejor y a eliminar los ronquidos.
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