Los expertos aseguran que cuidar nuestros hábitos diarios como la dieta es fundamental para transformar la tristeza en energía positiva.
Aunque no lo parezca, una de las formas más efectivas y accesibles para combatir la tristeza y sentirnos mejor es manteniendo una buena alimentación. Dar prioridad a una dieta basada en legumbres, verduras y frutas no solo beneficia nuestro cuerpo, sino también nuestra mente.
Cuando tratamos el tema de la salud mental, a menudo olvidamos la influencia que tiene la alimentación en la misma. Los alimentos ricos en nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y antioxidantes, impactan directamente en nuestro cerebro, regulando los neurotransmisores que controlan nuestras emociones.
La directora del Centro de Nutrición y dietista-nutricionista, Laura Jorge Martínez, explica que «algunos alimentos como frutas y verduras son esenciales para la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina». Además, mantener una buena alimentación es un hábito propio del «autocuidado», que es «esencial para tener un autoconcepto positivo de uno mismo», continúa.
No obstante, tener una relación saludable con la comida no solo se trata de comer sano, sino que va más allá. «También se trata de saber ser flexible, de comer de forma incondicional, coherente con tus valores y de forma equilibrada. Importa el qué comemos y el cómo lo comemos», señala la experta.
Por otro lado, para que la alimentación tenga un impacto aún mayor en el bienestar emocional es importante valorar el simple acto de cocinar, compartir una comida y disfrutar conscientemente de los sabores puede tener un impacto positivo en nuestras emociones.
Tanto la dietista-nutricionista, Laura Jorge, como la premiada nutricionista británica, Emma Derbyshire, coinciden en la importancia de integrar grasas Omega 3, presente en semillas de lino, algas y nueces, y vitamina B12, que se encuentra en suplementos de origen vegetal, en la dieta para prevenir la fatiga y reducir la ansiedad y depresión.
Asimismo, Laura Jorge insiste en que los alimentos con hierro, como el tofu o las lentejas, son fundamentales para reducir el cansancio y mantener altos niveles de energía. Además, recominda la ingesta de alimentos ricos en fibra como las legumbres y la verdura para mejorar la digestión y mantener estables los niveles de azúcar en sangre, lo que a su vez, ayuda a evitar altibajos emocionales.
La dietista Emma Derbyshire aconseja potenciar el consumo de vitamina C, presente en algunas frutas y verduras, como los kiwis, las naranjas, los pimientos y el brócoli. «La vitamina C desempeña un papel vital en el transporte de los ácidos grasos necesarios para generar energía metabólica y es fundamental para mantener la salud mitocondrial, que permite al organismo seguir produciendo energía a un ritmo óptimo», explica.
Además, insiste en la importancia de aumentar la ingesta de vitamina D puesto que los niveles bajos de esta vitamina se han relacionado con la depresión, la fatiga y otros síntomas del Trastorno Afectivo Estacional (TAE).
Algunas investigaciones sugieren que la vitamina D ayuda a mantener un buen estado de ánimo y puede mejorar los síntomas de la depresión. «Durante los meses de invierno es aconsejable añadir a la dieta alimentos ricos en vitamina D como lácteos fortificados, pescados grasos (como el salmón), yemas de huevo, zumo de frutas y champiñones», señala la experta.
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