La vigorexia, un trastorno psicológico también conocido como trastorno dismórfico muscular, se caracteriza por una obsesión patológica con el desarrollo de la musculatura. Quienes la padecen suelen sentirse insatisfechos con su cuerpo, a pesar de tener un físico musculoso, lo que los lleva a adoptar hábitos extremos y poco saludables, tanto realizando rutinas de ejercicio extremas como llevando una dieta estricta y normalmente acompañadas del uso de suplementos y esteroides.

En este sentido, se calcula que en España puede haber unos 700.000 afectados y suele ser más frecuente entre hombre de entre 18 y 35 años, aunque también puede estar presente en mujeres. En la mayoría de los casos, esta enfermedad suele producir en quienes la padecen aislamiento social, ansiedad, baja autoestima y estrés, motivados por la constante insatisfacción por su cuerpo y un alto nivel de autoexigencia.

Por ello, es clave el diagnóstico de la enfermedad para comenzar a abordarla, normalmente con ayuda del entorno e identificando los factores emocionales que hayan podido ser los desencadenantes de la enfermedad.