Una de las principales causas de la caída del cabello en verano es el cambio en el ciclo de crecimiento del pelo. El cabello pasa por diferentes fases: crecimiento, reposo y caída. Durante el verano, una mayor cantidad de cabello entra en la fase de reposo, conocida como telógena, lo que resulta en un aumento de la caída en comparación con otras épocas del año. Este ciclo se ve influenciado por factores ambientales y hormonales que cambian con las estaciones.
Además, la exposición prolongada al sol puede dañar el cuero cabelludo y el cabello. Los rayos ultravioleta (UV) del sol no solo afectan la piel, sino también el cabello, debilitando su estructura y haciéndolo más propenso a romperse y caerse. Es por esto que se recomienda proteger el cabello del sol con sombreros o productos capilares que contengan filtros UV.
El calor también juega un papel importante. Las altas temperaturas pueden aumentar la sudoración, lo que puede irritar el cuero cabelludo y contribuir a la caída del cabello. Además, el uso frecuente de piscinas y playas expone el cabello a cloro y sal, sustancias que pueden deshidratar y debilitar el pelo si no se toman precauciones adecuadas, como el uso de acondicionadores hidratantes y enjuagar bien el cabello después del baño.
Otro factor a considerar es el estrés y los cambios en la rutina. Durante el verano, muchas personas experimentan cambios en sus hábitos diarios, ya sea por vacaciones, viajes o simplemente por la alteración de la rutina habitual. Estos cambios pueden generar estrés, que es conocido por ser un desencadenante de la caída del cabello. Mantener una dieta equilibrada, rica en vitaminas y minerales esenciales para la salud capilar, puede ayudar a mitigar los efectos negativos del estrés en el cabello.
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