Fachada del Palacio de Justicia de Catalunya, sede del TSJC y de la Audiencia de Barcelona. | Europa Press - David Zorrakino

La Fiscalía pide 15 años de cárcel para un acusado de abusos sexuales a tres menores de edad de familias inmigrantes de escasos recursos haciéndose pasar por un ojeador de fútbol, con falsas promesas a los padres de que conseguiría que sus hijos fueran fichados por importantes clubes.

En un juicio que ha comenzado este lunes en la sección quinta de la Audiencia de Barcelona, el fiscal le acusa de dos delitos de abuso sexual y de un tercero de agresión sexual, todos a menores de 16 años, y, además de la pena de prisión, pide que se prohíba al hombre comunicarse o acercarse a los menores durante ocho años.

El hombre, que cuenta con antecedentes cancelados por hechos similares, está actualmente en prisión provisional, desde agosto de 2023.

El ministerio público detalla que el hombre, entre los años 2015 y 2020, se acercó a menores de edad de familias extranjeras con pocos recursos que jugaban en parques o espacios públicos de varias localidades de la provincia de Barcelona, sin supervisión de los padres, a los que elogiaba por sus cualidades deportivas.

Según describe el escrito de acusación, el hombre se presentó posteriormente en sus respectivos domicilios para hablar con los padres y les convenció para que les dejaran entrenar a sus hijos, tras lo que les hizo firmar una autorización.

En los tres casos, prosigue el escrito, el acusado quiso satisfacer sus apetitos sexuales y llevó a cabo masajes a los tres menores con el pretexto de que tenían una finalidad deportiva, con tocamientos en las palmas de las manos, las piernas y la espalda.

De acuerdo con la acusación pública, a uno de los menores lo llevó el 23 de agosto de 2023 a un local de La Llagosta (Barcelona) en coche, después de haberlo recogido en su domicilio de la capital catalana, en el transcurso del cual le tocó el muslo.

El escrito del fiscal detalla que, una vez en el local, el procesado le pidió al joven que se quedara en pantalón corto y que se tumbara en una colchoneta tipo "tatami", donde le acarició "las piernas, el abdomen, la cara y los brazos".

En la primera sesión de este lunes han declarado los jóvenes, que eran menores cuando sucedieron los hechos denunciados, que han explicado que el acusado les hacía masajes supuestamente deportivos y que mantenía una actitud sospechosa, pero que estos se producían sin que llegara a tocarles los genitales u otras zonas sensibles.

Uno de los entonces menores de edad ha detallado ante el tribunal que el procesado le llevó a un club deportivo a entrenar, donde iba diciéndole a la gente de allí que él era su padre, algo que el joven tenía que desmentir después, aclarando que se trataba de un entrenador personal que tenía.

Además, ha relatado que hubo actitudes que no le gustaron, y ha ejemplificado con que en una ocasión le llegó a pedir un beso en la mejilla, y también ha revelado que le llegó a hacer masajes en la espalda al procesado, porque éste se lo había pedido.

En el juicio también han testificado varios agentes de los Mossos d'Esquadra, que han detallado que comenzaron a investigar después de que en uno de los clubes deportivos un responsable le dijera a uno de los padres que ellos no tenían ojeadores, y dieran la voz de alarma.

Uno de los agentes ha detallado que las investigaciones permitieron detectar que el modus operandi que presuntamente llevaba a cabo el acusado era siempre el mismo: contacto con familias de bajo nivel social y económico.

Además, los agentes descubrieron que el procesado tenía unos antecedentes cancelados por abusos sexuales, por lo que decidieron hacerle una vigilancia.

En el marco de las vigilancias, vieron como en agosto de 2023 llevaba a uno de los menores a un local, y ante el riesgo que podía estar corriendo el joven, decidieron actuar.

Llamaron a la puerta y les abrió el acusado, que iba sudado y sin camiseta, y vieron que el menor tampoco la llevaba puesta, que solo tenía un pantalón corto distinto al que le habían visto antes de entrar en el inmueble.

Además, otro de los agentes ha detallado que se encontraron restos de semen del acusado en la colchoneta donde estaba el menor tumbado y que en el móvil el procesado tenía a una cincuentena de contactos memorizados con el nombre, la edad del menor, y en algunos casos, también la localidad.