Juan, natural de Vigo aunque con residencia en Madrid, donde trabajaba en banca, asistió al último show que la cantante colombiana ofreció en la capital este pasado lunes junto a un grupo de amigos.
Al salir del estadio Santiago Bernabéu, el fallecido hizo una videollamada a su pareja para mostrarle el ambiente del concierto, que previamente había comentado con ella.
Fue en ese momento, alrededor de la 1 de la madrugada, en la confluencia de las calles Padre Damián con Alberto Alcocer, cuando cuatro chicas que estaban en el plano de la videollamada comenzaron a increparle porque pensaban que las estaba grabando sin su consentimiento.
Tal y como pudo ver la novia del fallecido por el móvil, este se acercó a ellas para disculparse y explicarles que lo que estaba haciendo era una videollamada.
En ese punto, se acerca un joven de 33 años con un gran tatuaje que también se encara con Juan, preguntándole por qué graba a su novia y dirigiéndole insultos de diversa índole hasta que le propina un puñetazo a la víctima, que cae al suelo, aseguran allegados, ya «inconsciente».
Tras lo ocurrido, hasta el lugar acudieron sanitarios del Samur-Protección Civil, que comprobaron que la víctima sufría un traumatismo craneoencefálico severo con otorragia izquierda. Fue intubado y trasladado hemodinámicamente estable con preaviso al hospital de la Paz, donde ingresó en estado muy grave. Sobre las 15:30 horas del martes se notificó su fallecimiento en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Investigado por homicidio imprudente
Agentes de la Policía Municipal de Madrid, que regulaba el tráfico a pocos metros de lo sucedido tras el concierto celebrado en el Bernabéu, realizaron una primera asistencia y detuvieron al agresor, que se enfrenta ahora a un delito de homicidio imprudente.
El Grupo VI de Homicidios de la Policía Nacional de Madrid se encarga de la investigación. Las fuentes consultadas por Europa Press confirman que la novia del fallecido ya ha declarado. Tendrán que hacerlo también las chicas participantes en la discusión y otros testigos.
La familia avanza que interpondrán denuncia e insiste en que, tal y como queda registrado en la videollamada, no se produce «ningún forcejeo ni pelea» y que la propia víctima se disculpa y trata de aclararles lo que estaba ocurriendo antes de que el agresor interviniese.
A la espera de la autopsia, confían en las cámaras de seguridad de la zona y en los testigos presenciales, además de en la propia declaración de la novia de la víctima, capaz de identificar al grupo al permanecer la videollamada conectada durante la agresión.
Precisamente este extremo demuestra para la familia que no fue «una discusión ni un malentendido», sino un ataque «super violento, brutal y totalmente gratuito».
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